Apagar el interruptor.
¿Para que quiero ser inteligente, poderoso e invencible. Para que debo poseer talentos? La vida en este Planeta no es fácil, si la comparamos con otros en la inmediatez, pero dada su grandísima permanencia y adaptación constante a los breves -pero magníficos- cambios que da mientras gira alrededor del Sol, parece florecer sin la menor resistencia y a la menor provocación. La vida se abre paso por entre los mas oscuros y extraños recovecos de esta Tierra, que aunque decimos "nuestra" no significa que así lo sea. Compartimos el Mundo con millones de otras especies. Todas tan diferentes entre si; tan extrañas unas con otras como lo son para nosotros. Todas herederas de cualidades (ej. volar, nadar; no tener ojos o piernas y un largo e inacabable etcétera) que las hacen únicas y muchas veces irrepetibles. La vida ocurre a cada momento, en cada lugar al que miremos. Maravillosa y simple, brota, surge y resuella en infinito coro celestial. Los humanos, fruto excelso de esa creación, hemos elevado nuestra voz por sobre tal -y poderoso- coro. Cantamos orgullosos nuestra cacofonía. Una mezcla de sonidos que salen de nuestras bocas, de nuestras manos; de las bocas de las chimeneas y tubos de escape, de las toberas y las hélices. Chillan desde las cuchillas de la moto-sierra; desde las hogueras ardientes que alimentan los dínamos que nos dan la luz en medio de la oscuridad. Ruge desde las llantas al rodar sobre el asfalto pulido, sobre la tierra seca; elevando el polvo que se añade a la mezcla, junto con la luz y la transformación de la materia; haciendo que el coro no suene como orquesta o sinfónica, como obra de teatro o de cine, sino que suene , toque y se vea hasta el mismo final del Universo. Somo poderosos e invencibles. Una voz poderosa que derriba bosques y conquista desiertos. Un grito titánico que doblegó un Planeta; todo bajo el yugo de nuestra bota. El humano, soberbio y sin miedo, se atrevió -y lo logro- a conquistar su mundo. Jamas se detuvo a pensar que conquistar es matar y destruir; es ensuciarlo todo, llenarlo de hollín. Tampoco reparó en que esa conquista trae implícita la destrucción del humano mismo que nació en este mundo que es, apenas, una pequeña burbuja de suave aire presurizado sostenida por la gravedad y girando para siempre alrededor de una estrella de medio rango, llamada Sol.
Pero eso es lo que pasó. Hoy, el mundo humano se regocija de haber transformado el carbón en oro y vive sin culpa sobre las suaves colinas de este mundo. Lejos están los días en que temíamos al lobo o a la tormenta. Solo quedan los recuerdos en las mentes de los mas ancianos que hablan de sus propios abuelos, describiéndolos como criaturas tímidas y precavidas, que aculaban el saber de los siglos como si fueran los más valiosos tesoros. Lejos esos años en que la naturaleza guardaba los secretos para revelarlos a los pocos -afortunados o no- iluminados que se atrevieron a estar en un mal momento, o que salieron a buscar la verdad para encontrar que su explicación es tan grande como ella misma y por lo tanto: infinita e inabarcable. Lejos estamos de los Dioses y muy cerca de nosotros mismos: los humanos. Un conjunto de polvos; mezclados con agua y calentados ambos desde dentro gracias a la maravilla de la vida, la vida animal; que es uno de los milagros que mas cautivan de todos los fenómenos que nos rodean: Una burbuja de materiales que se agrupan y se auto-regulan, crecen y se reproducen; son libres de moverse -y quizás eso significa la vida: libertad- por la superficie del orbe sin mas guía que su interés, su hambre o su albedrío. Tan cercanos de nosotros mismos -tan juntos- por miles millones que sentimos el aliento caliente del vecino. Moviéndonos y haciendo lo que nos venga en gana con todo aquello que se nos antoje. No podemos detenernos. Hacerlo es negar que la vida no tiene limites y que la libertad debe ser sacrificada. No podemos apagar el refrigerador o los dínamos para ver como florece de nuevo lo que antes ya destruimos. No podemos apagar el auto y caminar hasta el trabajo. No podemos apagar nada. Moriremos por millones en cuanto nos decidamos a hacerlo; así que no lo haremos jamas.
¿Entonces, para que quiero ser inteligente? ¿De que me sirven los talentos?, si todo lo que toco o hago es a contratiempo del mundo. Mi humanidad me lleva a contrarrestar, a ser contrapeso, del girar de este mundo gigante. La melodía de la destrucción sueña tan bella y el acompañamiento visual es tan deleitoso. ¡Oh: La humanidad!
http://sociedad.elpais.com/sociedad/2014/05/12/actualidad/1399919277_756639.html
http://www.iflscience.com/technology/solar-roads-could-power-entire-country
http://www.nytimes.com/interactive/2012/11/24/opinion/sunday/what-could-disappear.html?_r=0
http://www.noticias24.com/salud/noticia/21006/el-uso-intensivo-del-movil-aumenta-el-riesgo-de-sufrir-cancer-cerebral/
http://io9.com/if-bees-go-extinct-this-is-what-your-supermarket-will-513604512
http://buscon.rae.es/drae/srv/search?val=albedr%EDo
http://es.wikipedia.org/wiki/Dinamo_(generador_el%C3%A9ctrico)
http://mexico.cnn.com/opinion/2014/05/17/opinion-el-aumento-en-el-nivel-de-los-mares-sera-imparable