domingo, 15 de septiembre de 2013
El abrazo.
Gigantescos, sus brazos hechos de agua, aprietan duro la espalda del continente. Azota con su amor las colinas y los valles de esta nación meridional. El agua nos ama; nos da la vida y nos dio casi todo lo que somos (seres de agua y carbón). Con ella y sobre ella la vida fluye en su espectacular despliegue. La honramos antes que a cualquier dios como la dadora de vida que, junto con el sol, hace hervir nuestros corazones en las tardes nubladas que hoy solo podemos recordar bajo el manto gris y largo que la tormenta -esa perra llena de odio asesino- nos arroja día tras día, durante semanas completas.
http://www.ssd.noaa.gov/VAAC/DATA/rtgifs/popo/popo_ir4_loop_long.html