jueves, 11 de abril de 2013


Tele-comunicación.

La omni-presencia: estar en todos lados al mismo tiempo es la maravilla más reciente de la inteligencia humana. La híper-comunicación que nos dan nuestras redes de banda ultra-ancha, nuestros satélites y nuestras cámaras rodeándonos como enjambre, hacen que nuestro yo viva desligado de nuestro cuerpo y habite las profundidades de un mundo que en su origen nos atrevimos a llamar "virtual". Nuestro rostro es transportado, junto con nuestra voz, hasta los más infinitos rincones de la Tierra; en cualquier momento y de manera instantánea podremos decir "hola" con toda nuestra cara y ya no más como durante un siglo se hizo: por la voz a través de un auricular, o más atrás, con la pluma y la tinta de imprenta. Miramos y obtenemos información de manera inmediata sobre catástrofes, triunfos y logros de nuestra especie. Volcamos nuestra vida hacia el vacío aparente de una red llena de energía. Una masa de cables que recorre el planeta llevando los hechos y los recuerdos de una civilización compuesta de 7000 000 000 (sietemilmillones) de unidades de lo que algún dios llamó: "la más preciosa de mis creaciones".
Estamos en todos lados, a veces solos, a veces replicados; compartimos espacio con el vecino a solo unos bits de distancia, en algún disco duro remoto. Si hacemos un esfuerzo por no hacer ruido, podremos oírlos y sentir su pulso, planetario y fugaz, repetido a la n potencia hacia el infinito de un Universo lleno de luz y calor en expansión: como la flama de una vela en la oscura noche de una tormenta invernal.


http://www.aztecanoticias.com.mx/notas/tecnologia/151073/humano-logra-mover-la-cola-de-una-rata-con-su-mente

http://mexico.cnn.com/tecnologia/2013/04/10/que-son-los-bots

http://www.elfinanciero.com.mx/component/content/article/49/10660.html

http://www.excelsior.com.mx/global/2013/04/10/893261