lunes, 12 de noviembre de 2012
Cae el Imperio.
El cristal cae y se rompe en mil pedazos. Al caer, suspira y retiembla de afuera para adentro. La lluvia de luz y fragmentos, grandes y chicos, reposa en la llanura azotada por la tormenta: con agua y frío. Cuando el destino hizo su acercamiento final y nos alcanzo, el toque fue delicado, brillante y suave como la caricia en el vello.
Caemos presurosos, más a cada momento.
http://www.milenio.com/cdb/doc/noticias2011/4c7c72413b4069013f028ebf29220b80