sábado, 25 de mayo de 2019

Los estatutos de la humanidad para recuperar su clima, su mundo y su amor propio.


Los estatutos de la humanidad para recuperar su clima, su mundo y su amor propio. 

1111 palabras para empezar una nueva vida.

Aceptamos que el clima lo rompimos nosotros y que es nuestro deber repararlo.

Que si no lo hacemos, moriremos y seremos responsables de la muerte de la vida. 

Construiremos un mundo nuevo, sano -pleno de vida-, completo y poderoso para poder llevar la vida donde no la hay.

Porque la vida es única y nuestra inteligencia fue también creada aquí para esparcir la vida sobre esos mundos que nos rodean.

Que los reclamaremos porque de nosotros habrán regresado de la muerte. 

Que la culpa desaparece reparando el daño, cueste lo que cueste y tomando el tiempo que sea necesario.

Que así como pudimos romperlo, sabremos siempre como arreglarlo.

Que podemos hacer el sacrificio y que no debemos morir por ello, porque el sacrificio esta solo -y únicamente- en nuestra mente. 

Nuestro trabajo es hacerlo y hacerlo bien. 

Entonces, se deriva: Prohibición de quema de combustibles fósiles para el transporte de humanos y de mercancías relacionadas con la humanidad. Que la electricidad sea gratis -para sustentar un mundo 100% eléctrico- y que los gobiernos sean los encargados de generarla, protegerla y perpetuarla, sin usar los combustibles fósiles o emitiendo huella cero de gases invernadero. Que se creen y protejan enormes acueductos hechos de plástico que lleven el agua salinizada del mar mediante energía solar, hacia los desiertos y planicies desechadas por la humanidad y eventualmente llevándola donde nunca antes la hubo. Que la humanidad camine hacia un gobierno único mundial que regule los recursos globales -una asamblea mundial, una cámara de comunes internacionales, un ejecutivo presidencial- en aras del desarrollo de colonias y minas -con su consiguiente creación de riqueza y capital- en los planetas, asteroides y lunas vecinas, argumentando su naturaleza ajena a la vida como justificación para un desarrollo industrial que eleve el PIB mundial y proteja a todos los ciudadanos del planeta no por su valor como herramienta, sino por su valor como ser vivo, su lugar dentro de una sociedad enfocada en sembrar la vida, el don divino de la creación, a todo lo largo del sistema solar. Una misión de varias décadas que dará trabajo hasta los bisnietos de los nietos de los niños que hoy reclaman que nosotros, todos, nos detengamos ante la inminente caída de la vida en este planeta. Usaremos la inteligencia artificial a nuestra favor, para crear super-sistemas de sustentación de vida que nos permitan sortear los embates de un clima roto, o los del espacio profundo. Ciudades bajo techo hechas con cúmulos de enormes bodegas con clima, alimentación, procesamiento de desechos, todos una ciudad operada por maquinaria enlazada por redes IA, pero no una IA que habla con nosotros, sino una como, por ejemplo, la hormiga, que como ella se mantenga viva por si sola, que se arregle porque si falla, muere y fallara en su objetivo: mantenernos vivos. La hormiga sabe que es una hormiga y sabe lo que es ser una hormiga, sin ponerlo en duda. Podemos crear IA´s que operen enormes complejos urbanos o naves espaciales donde cultivemos maíz hidropónico, en estructuras de concreto gigantescas que alternan pisos con campos de diversos cultivos, con caseríos de alta eficiencia y belleza incomparable: junto a las nubes. Pirámides gigantescas que albergan una ciudad completa. Transportes y ciudades nuevas que nos harán mejores personas mientras trabajamos por salvar la tierra. La casa de nuestra casa. No renunciaremos a lo que somos, a lo que podemos hacer. No renunciaremos a las torres, los aviones, a los autos, simplemente los haremos una civilización menos sucia y mejor, dejaremos atrás lo que damos por sentado y crearemos nuevos sentimientos e ideas, donde todo lo nuevo sea explorado hasta el final, hasta que haya dado todo y lo mejor de si. Habra diferencias entre nosotros, pero serán diferencias argumentabas sobre la base de un mundo pletórico donde el poder de moverse, de eliminarse, de refrigerarse, bombear agua, o el de hacer una manufactura; ya no costara un peso. La electricidad gratis nos obligara a levantar el basurero, a limpiar los ríos y el mar, usando nuestra mejor ciencia y diciéndoles a nuestros hijos con orgullo que este es el mejor camino. La electricidad gratis y la policía. Nuestros impuestos harán lo mismo: mantener nuestra civilización, ahora enfocada no en la egoísta idea de la riqueza personal o familiar, sino que la riqueza y la familia se enfocaran en salvar la vida y todo lo que la sustenta. Pero debemos hacerlo de verdad, con el corazón y dejando a tras sin culpa lo fuimos antes. Dejaremos de ser “altos o bajos, güeros, negros, pobres o ricos demostrando lo mejores que somos los unos sobre los otros”; dejaremos atrás las herencias, los apellidos, lo mejor o peor cultura que nos creamos ser. Seremos iguales pero conservaremos nuestras cosas. Porque las cosas, el tenerlas o no, dejaran de importar. Lo que debe importar y nunca lo deberemos olvidar, ni que nuestros hijos lo olviden, es el peligro de un mundo colapsado. Ese que vivimos hoy y en el que muchos de estos hijos mueren sin dejar de ser niños. Y en el que los que están logrando sobrevivir viven con el terror por saber que su vida de adulto será -de facto- la muerte por la destrucción del clima planetario. Sino deteneros todos ahora, todos, sino vamos a huelga, a paro, a no ir a trabajar y sentarnos a discutir toque vamos a hacer, todos al mismo tiempo; no habrá mas que los horrores desconocidos que una humanidad poderosa -la mas poderosa en toda su historia- creará en los estertores de una muerte que no quiere asumir y que tampoco quizo evitar. Haremos este sacrificio sin derramar sangre, sin romper nada ni a nadie. Porque lo haremos todos juntos, al mismo tiempo, después de haber hablado y creado las leyes y acuerdos que nos salvaran a todos, a nuestra alma y nuestro destino.