sábado, 15 de febrero de 2014


Un péndulo de Foucault.

La destrucción sitia a la humanidad. Millones de personas sucumben ante los aplastantes pies de monstruos de hielo con sangre hecha del frío emanado de las profundidades del espacio seco, inverosímil y tan hostil -nada sobrevive- que nos rodea. En dos meses de siniestro acecho, el sol fue tapado una y otra vez, dejando expuestos a cientos de miles durante días de terror y angustia. El más poderoso de los señores de la destrucción se apersona sobre las planicies prósperas de las medianas latitudes de este planeta, vuelto mas rudo por obra de los humanos. Los vastos territorios que dan pié a la civilización son abatidos con el puño punzante, helado y quemante de su piel y cuerpo hechos de agua congelada; tan dura como la roca misma que nos sostiene, expuestos al sol que quema sin piedad.
Otros mas, mueren ahogados dentro del humo que emana del ardor de los bosques, quemados sin piedad por el fuego redentor; que todo lo limpia para dar pié a la nueva Vida. Matándola mientras crece simple sobre la superficie de la tierra. Domesticándola para hacer de su uso una costumbre pueril, que masacra las vidas de millones de seres vivos en rastros, en los patios traseros, en los campos tintos de la sangre de los que nacen para morir y ser comidos. Hicimos del fuego y el metal, los lacayos -cómplices silenciosos y obedientes- con los que conquistamos un planeta. Hemos de creer que tenemos el control, que la vida -pueril y simple- jamas se defenderá.  Creemos que la conciencia es solo una capacidad humana y que mas allá de nosotros la vida no se puede organizar para saberse una, poderosa y orgullosa de haber venido a este Universo por el tiempo que sea necesario.

Creemos que el sol calienta limpio y puro, para todos nosotros.

En la dirección del futuro ha estado la respuesta para miles de generaciones de humanos -humanos desde hace ciento cuarenta mil años-, los textos mas antiguos tienen -apenas- 5000 años y hablan sobre muy pocos aspectos de una vida seguramente muy llena de detalles, de relaciones que hoy están perdidas entre las miles de relaciones mas que hemos creado desde entonces. Desde que hemos caminado sobre los lomos de este planeta con inusitada e inadvertida velocidad. Expandiéndonos tan rápido y eficazmente en tan solo un respiro de este planeta: este ser vivo a gran escala que "flota" en el espacio, tan cerca de este Sol -dador de vida- que le calienta el agua liquida que lo cubre. Acaricia con sus rayos la suave piel de aire de este enorme ser que nos cobija y que ha vivido (ha albergado la vida) durante 3800 000 000 -tres mil ochocientos millones de años-.