la primavera arabe, como toda primavera, fue colorida, avasalladora; hermosa. El color tierra dominó, dándose ella el lujo de pintarse de rojo (a veces, en cantidades incontables).
Hoy alguien pronuncia el otoño estadunidense y debajo de el se asoma el otoño de occidente.
Leemos y releemos el pasado en busca de los hitos que lo definieron, y pocas veces nos damos cuenta que solo somos testigos
de los hechos que escribieron esos hombres,
sobre los días que vivían.
http://internacional.elpais.com/internacional/2011/10/02/actualidad/1317583503_753037.html