sábado, 17 de noviembre de 2018

Ciudades entre el cielo y la tierra


Imagino un mundo donde podamos vivir en la estratosfera. Subiendo y bajando de hoteles flotantes que nos reciban a la arriba, en el frío inmaculado de las alturas. Imagino nuevas formas de volar hacia ellos. Cohetes mezclados con aviones y helicópteros, que nos lleven suave hasta arriba, donde veremos pasar el mundo ante nuestros pies, muy abajo. Porque allá habremos de llevar enormes huevos hechos de fibras de carbono, flotados con globos a prueba de fallas. Barcos, ciudades, dirigibles del siglo XXI que no aterrizan mas que para morir. Alimentados por una cadena cuyos eslabones alados los conectan con el suelo para subir y bajar todo aquello que los mantiene vivos, limpios; con comida y cama para los que puedan pagar un viaje increíble en un lugar que no es el espacio, pero tampoco la tierra. Sino una playa suave en donde descansar de la cacofonía y el cansancio de un mundo demasiado lleno, cansado y sucio. Un rincón tan cerca del cielo que las estrellas se ven todo el día y donde el alba y el ocaso adquieren sentidos distintos. http://www.rtve.es/noticias/20110614/aficionados-fotografian-tierra-desde-globos-30-kilometros-altura/439797.shtml





viernes, 9 de noviembre de 2018

Tic tac

Todos y todo cambia. Siempre.

La vida es lo que se opone a los elementos básicos que componen el todo que conocemos y que nos contiene. La gravedad, la energía, la materia, el tiempo. La primera obliga a la tercera a reunirse y al hacerlo se forma la segunda y estas tres crean el cuarto y así: nuestro Universo y nosotros y todo lo demás que vemos, dentro de él. La vida cambia para crear sus propias reglas usando estas cuatro fuerzas a su favor. La materia se acumula en nuestros cuerpos pero de manera mucho muy precisa, en escalas mas allá de lo microscópico, creando nuevas formas que, por el hecho de ser nuevas, tiene una ventaja sobre lo que ya existe. Para hacerlo usa la energía y la gravedad, la primera para codificar datos que permiten la reconstrucción de algo sumamente poderoso por su capacidad adaptatíva, basada en todos estos datos que se crean y acumulan, para transmitirse y ser usados como base de datos, como molde, para crear uno igual o mejor. La gravedad sirve como fuerza de oposición sobre la que los datos estructuran la materia, cuidadosamente seleccionada. Si he de hacer una analogía, usare una actual mega-urbe, concretamente la Ciudad de México. Ella toda es una muy delicada, laboriosa y precisa hasta la locura selección de materiales que se acumulan en formas muy especificas: un ladrillo, una ventana, un tornillo, todo, cada cosa que crea el humano. Casas y calles, palacios y pistas, torres y puertos. Nosotros organizamos la materia en base a planos, a conocimiento acumulado por generaciones de nosotros, creando ciudades. Enormes cuerpos que viven de la misma tierra que nosotros, alimentados por nuestro cuerpo que es como una ciudad pequeña, con sus "avenidas-venas" que lo comunican desde el centro hasta la mas lejana extremidad, o con sus zonas de producción, procesamiento o regeneración. Cada uno hecho a forma y medida exacta: al milímetro en nuestras construcciones y al átomo -aunque mas pequeño, según se sabe ahora- en nuestros cuerpos. La precisión que tiene la vida para crear novedades es tanta que fue capaz de crear seres como nosotros que emulamos nuestra compleja forma al crear formas casi tan complejas como esas que nos conforman. Lejos de vivir, hacemos un ente nuevo que vive en una especie de plano ajeno a nuestra conciencia y que él mismo no sabe de nuestra existencia, como una célula no sabe que forma parte de nosotros y como nosotros no podemos saber si formamos parte de algo mas grande, eso que llamamos las estrellas y el cosmos.

Sin embargo, hemos aquí, humanos.

La vida nos creo, un ente dentro de otro. Una conciencia que comprende el pasado, que mira y maneja a su antojo la esencia de las fuerzas de este Universo, de sus interacciones y de sus frutos. el humano es una singularidad mas, dentro de un medio lleno de ellas. Conocemos la primera, lo que se llama la creación, el big bang: el inicio del espacio, la materia, el tiempo y la gravedad. Dentro de esta, tiempo después, cuando las cosas se calmaron bastante: la vida. Una nueva singularidad crea materiales que se replican y que transforman un planeta, lo limpian, lo hacen hervir con las infinitas re-combinaciones del polvo, de la materia, que lo compone; fluyendo en eterna espiral que baila con el ritmo de su viaje eterno por el espacio y el tiempo. Dentro de la vida: la inteligencia o, mas bien: la humanidad. Seres capaces de ver mas allá de los limites de su propia existencia y que se comportan como lo hace la vida, adaptándose mediante la acumulación de conocimiento, de datos. Capaz de generar una singularidad mas dentro de la vida: la vida comprendiendo su entorno, los elementos que lo componen y así tomarlos para usarlos en propósitos nuevos nunca hechos antes por la vida misma. La vida no hace nacer aviones o cohetes, la vida no hace crecer ciudades, somos los humanos. Los humanos utilizamos la vida como el entorno de base para generar una nuevo entorno, o, como la llamamos, la civilización: la singularidad que surgió dentro la vida, una singularidad que surgió en el Universo, la primera de las singularidades. Somos, pues, una ilusión dentro de un sueño en la cabeza de un loco.